Ojalá la merezca
La emoción no se mide en besos o palabras, se mide en latidos. Y mi corazón late desenfrenado desde que la conocí. Son dos los latidos que me gritan: “es ella”, por cada tres que me dicen: “esta vez, sí”.
La emoción no se mide en besos o palabras, se mide en latidos. Y mi corazón late desenfrenado desde que la conocí. Son dos los latidos que me gritan: “es ella”, por cada tres que me dicen: “esta vez, sí”.
Por qué tienes que hacer tanto daño si yo te quise como nunca antes había querido a nadie. Y tú a mí. Tú también me querías más que a nada. O eso decías, que yo era lo más importante.
Quiéreme cuando ni yo mismo sepa cómo. Cuando los miedos estén ganando la batalla y las dudas me aprieten el alma. Abrázame hasta que olvide que están ahí. Y entonces, no me sueltes.
Cuando te enamores, no falles. No permitas que se pierda lo que hayáis conseguido por no saber apreciarlo, por falta de ganas, por no esforzarte. El amor es un regalo que hay que cuidar cada día. No hieras con palabras a quien te quiere, tampoco con acciones que luego no puedas reparar. Hay heridas que nunca sanan cuando las haces en el amor.
Te mereces que te quieran tal y como eres, sin tener que ocultar nada de ti. Ni siquiera esas partes que no te gustan y te avergüenzan, porque el amor no entiende de prejuicios, solo de corazones.
Es por eso que cuanto más mayores nos hacemos, elegimos con mucho cuidado a quien dejamos entrar en nuestras vidas y, más aún, a quien le regalamos cada uno de los pedazos de nuestro corazón. Es difícil medirlo, ya lo sé, pero creo que entiendes a qué me refiero. Levantamos defensas, muros tan altos que…
Tu risa. Tus besos. Tu mundo. El mío chocando con el tuyo. Un nosotros compartido a tiempo. Una vida de futuros por delante. Más risas. El calor de tu piel en invierno. Tus lunares. Ese pelo rebelde que interrumpe cada beso. Un mañana contigo.
Hace tiempo que me cuesta imaginar la vida sin ti.Miro al futuro y ahí estás tú, sonriendo con el mar en los ojos y la brisa de tu risa acariciando mi piel desnuda de miedos. Es la primera vez que me pasa esto de amar sin miedo a perder, pues siento que ya he ganado solo con haberte vivido, que todo el tiempo que te quedes aquí conmigo será un regalo por el que estar agradecido.
No hubo adiós, ni palabras bonitas. Se fue dejando tras de sí solo el recuerdo de su aroma en el aire, el tacto húmedo de sus labios en mi mejilla por culpa una lágrima suicida que quiso quedarse atrás. Es lo único que olvidó en la huída. Eso y devolverme el corazón.
Nunca imaginé que podría llegar a querer tanto a alguien. Realmente veía a otras personas quererse así, pero nunca era capaz de ponerme en su lugar. Incluso llegué a pensar que un amor así existía solo en las películas. Hasta que llegaste tú, claro, y me cambiaste la vida. Ahora sé que es real, que…
Te quise, claro que lo hice. Y te quise bien. Ojalá tú hubieras hecho lo mismo conmigo. Todos merecemos estar con alguien que esté dispuesto a querernos como en verdad merecemos. Aunque tenga que esforzarse. El amor no se regala y ya está. Hay que mantenerlo vivo, feliz. Hay que alimentarlo de momentos, de historias.…
Es increíble lo mucho que puede hacernos sentir la persona adecuada. Es como si antes de que llegara, estuvieras a oscuras y consiguiera encender, una a una, todas las luces de tu vida. Lo ves todo diferente, los futuros ya no asustan y los pasado callan, por una vez. Las mariposas en el estómago son…
Por supuesto que no me arrepiento de haberte vivido. Todos necesitamos pasar por una herida así para aprender, para entender que por mucho que quieras a una persona, tal vez, tu lugar no esté a su lado. No todo el mundo está hecho para estar juntos. Cada persona tiene sus manías, sus normas no escritas,…
No te contengas, no permitas que tus miedos te detengan. Ponle ganas a la vida, cumple tus sueños de uno en uno y márcate siempre metas nuevas. No frenes, no pares. No dejes que nadie te diga que no puedes. La vida ya es lo suficientemente complicada sin dejar que voces ajenas se metan en…