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  • Foto del escritorPor escribir

Amor no correspondido

No es fácil mirarla y ver que en sus ojos no hay nada para mí. No es sencillo saber que ni siquiera me ve cuando mira en mi dirección, ni esperar un día en que al fin se de cuenta de que existo, de que estoy aquí y de que siempre lo he estado.

No es fácil amar cuando mi cuerpo entero me pide que pare, que no merece la pena seguir perdiendo el tiempo con alguien que ni siquiera repara en tu presencia, alguien que no te habla más allá de lo necesario y por pura coincidencia, alguien que no es capaz de ver en mi sonrisa el anhelo de una caricia, el deseo de un beso o la simple esperanza de que la siguiente mirada de sus ojos, sea para mí.

No, definitivamente no es fácil. Por eso me pregunto por qué demonios la sigo amando cuando sé que es del todo una causa perdida. Por qué narices mi corazón juega al despiste y cada vez que parece enfriarse y darme algo de espacio, vuelve a latir con fuerza al ritmo de sus pisadas.

Idiota. Eso es lo que soy. Pues del amor que siento por ella no nace sino una desesperanza inútil, que habrá de llevarme a perder la cordura antes incluso de que ella conozca mi nombre.

Pobre iluso. Ojalá que el amor no fuera egoísta, cruel o sinsentido. Ojalá que pudiera elegir a quién amar y a quién dedicarle mis pensamientos. Ojalá tantas cosas que, aunque deseo, sé que no llegarán a suceder mientras siga enamorado de ella.

Cruel, eso es lo que es este calvario al que el corazón me obliga. Cruel y del todo innecesario. Lo digo en serio, no merece la pena y, aún así, de sus pasos nace mi mundo, el mismo mundo que gira solo cuando ella está cerca. Su sonrisa ilumina mis días y de su aliento respiro cada día.

¡Que no! ¡Que no tiene nada de especial, he dicho! Aunque mírala, ahí viene tan guapa como siempre, con ese aura misteriosa que la rodea y… Dios, cómo odio estar enamorado de ella.




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