Si te vas a enamorar de mí, hazlo bien, nunca a medias. Si me vas a querer, que se note en tus actos y no en tus palabras. No me digas “te quiero” si antes no me lo has demostrado.
Enamórate de lo que no me gusta ni a mí, de lo otro se enamora cualquiera. Conóceme tan profundamente que seas capaz de saber antes que yo mismo que algo me pasa, que algo no anda bien por mucho que sonría. Sé capaz de ver en la sombra de mi mirar la verdad de lo que no digo, lo que callo y me guardo para mí.
Si te vas a enamorar, te aviso, no soy fácil. Tengo mil y una manías que la mayoría ni siquiera entienden, pero que forman parte de lo que soy y que seguirán ahí por mucho que no te gusten. Así que, si te vas a enamorar, enamórate primero de todo eso y no me hagas perder el tiempo, que ya he perdido bastante.
Con los años he aprendido que los que de verdad quieren estar conmigo lo demuestran cada día. Ahí está el listón, acéptalo o no lo hagas. Eso sí, no te pido nada que yo no haría. Si te digo que quiero hechos y no palabras, es precisamente porque yo haría exactamente lo mismo contigo.
Por eso, si me vas a querer, que se note, que me sienta querido desde el primer día y, sobre todo, que no se estanque. Enamorémonos cada día como si fuera la primera vez, que los pequeños gestos se conviertan en grandes victorias cuando de ti o de mí se trate.
Hagamos de cada día algo único, hagamos de cada beso algo especial. Así, cuando volvamos la vista atrás y observemos todo lo que hayamos vivido juntos, tendremos la seguridad de haber amado con todo, la tranquilidad de que éramos la persona adecuada para el otro.
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